Un foco en movimientos revolucionados En el mes de abril Bogotá recibirá una nueva edición de Eurocine. Del 17 al 28 de este mes espacios como la Cinemateca Distrital de Bogotá, Cinemanía, el Museo Nacional de Colombia, la Universidad Central y algunas salas de Cine Colombia, proyectarán lo mejor del cine europeo, aquellas producciones a las que sólo tenemos acceso una vez al año ya que no caben dentro de las dinámicas comerciales de exhibición en el país. La muestra, que llega con una exquisita selección de largometrajes y cortometrajes que se enmarcan en los diferentes géneros y formatos audiovisuales, tiene ese carácter andante que ha caracterizado al festival, trasladándolo a Cali, a Medellín y otras ciudades intermedias que hacen parte de Eurocine Comunitario. Este 2013 el festival rendirá un homenaje a esas películas que también traen consigo movimiento. Para su 19 edición, Eurocine tendrá su foco en las películas de carretera, retratando a partir de imágenes, que con varias revoluciones en su movimiento dan cuenta de los mundos interiores de personajes que buscan a través de un punto de partida sin uno de llegada, resarcir su existencia en el camino, uno que está lleno de historias, silencios, música, velocidad y adrenalina. Por la carretera y sin equipaje Todo viaje es un descubrimiento, un encuentro entre dos universos que, opuestos o no, coinciden para transformar. Lo importante entonces no es el destino sino lo que se aprende en el camino; no es el equipaje, si no lo que se encuentra en el recorrido; no es la avenida, es la vida. El género road movies adquirió gran fuerza en los Estados Unidos después de una generación que dejó a los jóvenes en estado de coma. Relatos sobre personajes atormentados que en busca de su identidad y una vida libre de ataduras materiales, emprenden viajes sin rumbo fijo, viajes a ninguna parte, la velocidad por la velocidad, el asfalto por el asfalto. Es durante este recorrido donde se va dibujando la libertad, se construyen relaciones entrañables y sobretodo, y sin querer, se alcanza un nivel de madurez, entendiendo esta como la fuerza que requiere un personaje para enfrentar lo que el destino ha programado para él. El viaje a ninguna parte Cinco películas de distintas épocas y nacionalidades guiarán el recorrido visual del espectador, el cual estará acompañado de música, entrañable compañera de la carretera, diálogos que cargan reflexiones trascendentes dentro de su propia cotidianidad y paisajes que se difuminan en el asfalto fogoso. Reencuentros con el pasado, donde dos personajes insatisfechos con sus vidas emprenden travesías llenas de choques de caracteres que resultan graciosos y pintorescos, termina siendo una auténtica revelación emocional mientras los dos protagonistas se ayudan a asimilar sus respectivos fracasos, como en el caso de la comedia Road north (Finlandia, 2012) del director Mika Kaurismäki; o un grupo de amigos que deben transportar un taxi desde Ámsterdam hasta Rabat como la película de Victor Ponten y Jim Taihuttu, Rabat (Países Bajos- Bélgica, 2011). El largometraje ganador de los Premios Goya de la Academia Española de las Artes y Ciencias Cinematográficas en 1987 en las categorías "Mejor Guión", "Mejor Director" y "Mejor Película", El viaje a ninguna parte (España, 1986) de Fernando Fernán Gómez, que se enmarca en una España franquista en donde un grupo de cómicos indagan sobre su parentesco, el amor, el desamor, las separaciones y los problemas económicos, dará una carga un poco más política a esta sección, que también cuenta con historias sobre la amistad, como la comedia The ride (República Checa, 1994) de Jan Sverák, y vidas aburridas que coinciden para reinterpretar el sentido de la existencia, tal como propone All that remains (Suiza, 2010) de Pierre-Adrian Irle y Valentin Rotelli. |
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